
La experiencia ayuda a reconocer y dimensionar la importancia de la experiencia. Ciertamente vivimos en un país donde la mayoría de los habitantes son menores de 25 años. Ni por asomo se me ocurriría menospreciar los atributos que la juventud puede proporcionar a las corporaciones: La flexibilidad, menor rechazo o miedo al cambio, entusiasmo por la innovación, capacidad creativa, son algunos de ellos y son necesarios para el ritmo acelerado de estos tiempos del nuevo milenio, pero también creo que la experiencia en combinación con la juventud es altamente productiva y da excelentes resultados. Una persona experimentada es capaz de reconocer a otra persona con experiencia y como ya sabemos que no hay cursos para aprender a ser sabios, el conocer a alguien que lo es, nos impulsa a querer conservarlo cerca de nosotros.
Sin duda las personas experimentadas pueden formar parte de nuestros cuadros empresariales. Combinar eficazmente juventud y madurez puede acercarnos al éxito, en mayúsculas. Las personas con experiencia resultan excelentes mentores de los nuevos cuadros. También pueden ser útiles guías por su profundidad y amplitud de visión, su dominio de la metodología y su capacidad crítica constructiva y pensamiento sistémico.
Las personas maduras, experimentadas, son tan esenciales para los grupos humanos como los jóvenes llenos de ímpetu. Finalmente, para contestar la pregunta inicial, sí considero que la experiencia es altamente rentable para las instituciones y que México y nuestras empresas, no pueden darse el lujo de prescindir de los frutos de su participación.